El ahorro supone, además de gestionar correctamente nuestros ingresos en lo que a gastos se refiere, cuidar pequeños hábitos caseros como apagar luces, desenchufar cargadores o cerrar grifos. Sin embargo, el ahorro en tus facturas suele comenzar mucho antes: en el momento de contratar estos servicios. Habitualmente se nos ofrecen unas cantidades que nos pueden llegar a deslumbrar pensando que tendremos más que resueltos nuestras necesidades, por lo que nos dejamos llevar sin reparar en el hecho de que quizá su precio sea también excesivo...

A continuación te ofrecemos una serie de pasos para que reduzcas notablemente el gasto en agua, luz y gas, ¡toma nota!

1.- Ojo a lo que contratas

Antes de lanzarte a la piscina contratando un servicio, primero analiza tus necesidades para contratar lo que más te convenga. Por ejemplo, si habitualmente no tienes tiempo para ver TV o tu tarifa de móvil incluye llamadas ilimitadas, no tiene sentido que tu operador de internet te ofrezca un paquete con TV y llamadas desde el fijo, pues son dos servicios que no vas a usar, pero que están suponiéndote un coste.

2.- Compara

Quizá es el quid de la cuestión. No hay que dejarse llevar por lo más colorido o lo primero que llega a nuestros ojos; si realmente quieres tener la relación prestaciones/precio que mejor se ajuste a tus necesidades, es importante que analices varias empresas que ofrezcan estos productos para encontrar el precio más competitivo. Entre unos proveedores y otros puede haber fácilmente diferencias del 10-15% en el coste, lo que puede suponer 20-30€ al mes y, por tanto, 250-350€ al año. Puedes usar comparadores como tarify o ahorrar en energía para ver si puedes ahorrar. ¡Media hora con un comparador puede ahorrarte un par de cientos de euros al año!

3.-Haz un uso eficiente de los suministros

Sea lo que sea lo que contrates, el uso eficiente será tu mayor aliado para que no se produzca una sangría en tu cuenta corriente. Electrodomésticos, gas, luz, agua… pueden ver mermado el gasto simplemente teniendo en cuenta que no hay que derrochar cuando no lo necesitamos.

Cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes o te enjabonas el pelo, reducir esos baños relax por duchas zen o desenchufar el cargador del móvil o pc si no lo estás usando son algunos consejos para que tus hábitos sean tu cómplice en el ahorro de tus facturas, ¡por no hablar de lo que agradecerá el planeta estas reducciones! Ten en cuenta que el principal gasto eléctrico de las casas son televisiones encendidas que nadie está mirando, luces que se quedan encendidas horas con nadie en la habitación, lavavajillas a media carga en vez de esperar a tener carga completa y calefacciones mal utilizadas...

En definitiva, si logramos identificar nuestras necesidades, encontrar la mejor calidad/precio y hacer un buen uso de estos servicios, estaremos creando el “hábito del ahorro”. De ahí en adelante, podremos seguir salvando euros para nuestro bolsillo sin apenas darnos cuenta, pues lo tendremos tan interiorizado, ¡que nos saldrá solo a la hora de actuar!