Los españoles ahorramos poco. Según un informe del Banco de España sobre la situación financiera de las familias de la eurozona en 2018, somos los terceros empezando por la cola, tan solo por delante de Portugal y Grecia. Por otro lado, nuestra tasa de ahorro, que estuvo por debajo del 5 % sobre la renta bruta, es una de las que más se han reducido en los últimos años junto con la de Portugal. Sin embargo, tal y como señala el Instituto Español de Estadística (INE), esta tendencia cambió en el último trimestre de 2019, en el que logramos incrementar la tasa hasta el 8,7 % de nuestra renta disponible. Pero siguen siendo solo 8€ de cada 100... A continuación te damos trucos con los que engañar a tu cerebro para ahorrar de manera sencilla.

Y es que ahorrar no resulta nada fácil cuando no se tiene experiencia en ello y se desconocen los factores psicológicos que nos influyen en este sentido. Aspectos como los valores personales, la presión social o las emociones condicionan nuestras decisiones financieras. De hecho, aunque la teoría para conseguir cierto equilibrio económico es bastante simple (gastar menos de lo que ingresamos y ahorrar a medio y largo plazo), las personas solemos hacer elecciones poco convenientes para nosotros mismos constantemente. Por ejemplo, cuando decidimos pagar la cuenta en un restaurante para quedar bien con nuestros amigos, incluso a pesar de que ese mes estamos en números rojos. En este caso, lo social y lo emocional confluyen en una típica elección humana poco indicada para los intereses personales.

Pero estemos tranquilos, vamos ofrecer algunos consejos básicos que nos permitirán engañar a nuestro cerebro para ahorrar de una manera sencilla:

Ahorrar es un desafío

A las personas nos gustan los retos. Así, una inmejorable forma de comenzar a ahorrar es desafiarnos a hacerlo. Hay muchas formas de fomentar esta pasión por salvaguardar nuestros recursos; por ejemplo, es posible preparar una hucha y destinar todo el cambio que nos sobre en los bolsillos al final del día. No es imprescindible llevar la cuenta, lo importante es mantener el impulso a lo largo de las semanas.

“Págate a ti primero”

Si le preguntamos a cualquier ahorrador consumado, todos nos dirán lo mismo: ahorrar siempre implica reducir el dinero disponible para otras cosas. Pues bien, una buena manera de predisponernos a esta reducción es hacernos a la idea de que tenemos que pagarnos a nosotros mismos primero esa fracción destinada al ahorro.

El truco es pensar que ganamos menos y destinar el dinero restante a cumplir nuestras necesidades. ¿Cómo? Nosotros te recomendamos programar una transferencia periódica el día de recepción del salario y pasar una parte de este a otra cuenta (a ser posible una de la que no tengamos tarjeta), a un depósito fijo o, directamente, a la hucha. Si destinamos 300 € mensuales a este particular, al cabo de tres meses tendremos 900 € y en un año y medio más de 5000€

Eso sí, en caso de optar por apartar dinero en una cuenta, hay que tener cuidado con las comisiones bancarias, que podrían socavar la cuantía del depósito.

Las metas de ahorro han de ser razonables

Cuando cumplimos nuestros objetivos de ahorro nos sentimos satisfechos, procuremos que esa sensación perdure en el tiempo. De nada nos servirá afanarnos demasiado un par de meses con metas asfixiantes y dejarlo al tercer mes por ser incapaces de mantener el ritmo. Seamos razonables.

Para un español es difícil llegar a una tasa de ahorro del 18,4 %, como se registró en Alemania en 2018. Nuestro consejo es no eliminar ningún gasto imprescindible y, al principio, establecer objetivos variables para estimar correctamente nuestra capacidad de ahorro.

El interés es lo primero

Según la neurobiología, que se ocupa del estudio del sistema nervioso, la motivación es producto del interés. Difícilmente podremos ahorrar si no estamos interesados en ello. Y para despertar este impulso, nada más poderoso que nuestros sueños. Ya sea que queramos ir a París o conducir un deportivo, la mayor parte de sueños se hacen realidad gracias al dinero.

Los sueños suelen tener un valor económico: averigüémoslo y pongámonos a ahorrar para cumplirlos. Un consejo, crear un moodboard con fotos del destino al que queremos viajar o del coche nuevo que queremos adquirir nos puede ayudar a mantener la moral alta para ahorrar.

Convertir los gastos innecesarios en días de trabajo

Otra forma de engañar a nuestro cerebro para ahorrar de una manera sencilla es pensar en las jornadas laborales que hay detrás de cada gasto injustificado. Por ejemplo, si cada día ganamos 80 € en el trabajo y los nuevos zapatos de nuestra preferencia cuestan 240 €, deberemos trabajar 3 días completos para cubrir su coste. Visto así, es posible que se nos quiten las ganas de comprarlos...

¿A que ahora esto de ahorrar parece un poco más sencillo?