Neuromarketing, psicología publicitaria, mercadotecnica… Seguro que estos términos te suenan. Todos ellos tienen como objetivo ayudar a las marcas a vender más y mejor sus productos. ¿Seguro que necesitabas esa tarifa de móvil con coberturas de las que apenas haces uso? ¿O esa colonia expuesta en la caja de pago que ni siquiera conocías?

Las marcas buscan potenciar la compra por impulso, algo a lo que los millennials parecen especialmente receptivos. Pero atención, los mayores de 50 años, también, ya que supone una falsa creencia que tengan desinterés por la tecnología, que es el principal canal de la publicidad. Hay estudios que señalan que hasta un 90% de las personas que van de compras realizan adquisiciones no planificadas, impulsivas.

A continuación te presentamos las estrategias más populares de venta y cómo evitar que dañes de más a tu bolsillo:

Ofertas, regalos y tentaciones

¿Cuántas veces al comprar 2 te has llevado 3 o te han hecho un gran descuento en la segunda unidad? Las ofertas son mecanismos para crearte ansiedad, para que pienses que si no haces la compra estás perdiendo la oportunidad de recibir algo gratis. Probablemente, sí te venga bien un 2x1 en tu champú habitual, pero no en unas zapatillas de deporte que solo usas 2 veces por semana… A no ser que compartas el gasto con un amigo, ¡usa las trampas a tu favor!

Consejo: Pregúntate si necesitas y vas a usar esa cantidad extra de producto que te ofrecen “gratis” (probablemente hayan engordado previamente el precio) y, si no es así, piensa para tus adentros “no, gracias, si quiero ahorrar en este producto, analizaré una marca más barata”.

Solo para tus ojos

Truco. Si bien la publicidad basada en la difusión tecnológica predomina, las clásicas técnicas de marketing in situ, permanecen. Las grandes marcas luchan para conseguir que sus productos estén a la altura de tus ojos. Es lo primero que ves, incluso inconscientemente mientras caminas por el supermercado. Pero esos productos no son los mejores, ni tienen la mejor relación calidad/precio, solo están mejor situados. Esto se traslada también a productos marcados con un sello en el súper o los recomendados en las cajas de pago.

Consejo. Si nuestro objetivo es comprar al mejor precio posible debemos mirar hacia abajo y hacia arriba y comparar. Aunque sea incómodo, escudriña el estante inferior, las esquinas, las partes altas en las que no es fácil mirar. Ahí están las oportunidades.

La seducción de los sentidos

Un gancho sensorial que aún no ha alcanzado la puerta de nuestro móvil es la percepción aromática. El intenso olor a café, a dulces recién horneados o el aroma “a limpio” de los detergentes son ejemplos de lo que los expertos llaman neuromárketing, publicidad que entra por los cinco sentidos y nos hace desear un producto. Aromas artificiales que se añaden a productos, desde los cosméticos a los alimentos y que apelan a nuestro subconsciente.

Consejo. Recuerda que se trata de un espejismo. El impulso de este tipo de compra es de los más difíciles de controlar porque apela a nuestros instintos. Para evitarlo, piensa o lleva anotado antes de entrar a las tiendas qué es lo que quieres comprar, ojea antes el catálogo en la web y, ¡al súper nada de ir con el estómago vacío!

¿Compra pequeña en un carro grande?

La compra on-line prosigue su crecimiento. Pero incluso cuando llegue a ser masiva o predominante, continuarán existiendo clientes que prefieran acudir al centro y coger el producto con sus propias manos para depositarlo en sus carros. Y no es casualidad que todas las grandes superficies utilicen esos enormes carros con tendencia a desviarse hacia las estanterías. Están pensados para parecer vacíos y frenarte, para que no se te pase ninguna oferta.

Consejo. Ve al súper con la lista hecha y trata de ajustarte a ella. Si tu lista es pequeña, utiliza la cesta. Quizá no sea tan cómoda, pero te da una proporción más real de tu compra.

Al límite

Truco. Cuando un producto perecedero está a punto de caducar, algunas superficies los ofertan con un precio súper-reducido. Es algo muy tentador.

Consejo. En este caso no solo debes preguntarte si realmente lo necesitas, sino también si de verdad, en las próximas 24 horas, vas a consumir ocho yogures o seis litros de leche. Además de un gasto innecesario, estarás desperdiciando alimentos.

El 70% de los millennials compra la mayoría de los productos por impulso en grandes superficies, impactados además por reconocer aquellos productos que ven en sus pantallas. La combinación de este condicionamiento publicitario y la irresistible oferta es muy tentadora.

Pequeños caprichos

En todas las cajas de supermercados del mundo hay un expositor lleno de pequeños caprichos: chicles, caramelos, tarjetas regalo o pequeños juguetes. Cosas llamativas, pequeñas y de un coste muy bajo que no podemos evitar ver mientras esperamos nuestro turno: “me apetece un chicle”, “voy a llevarle ese huevo de chocolate a mi peque”.

Consejo: Aunque parezca poca cosa, se trata de un enorme gasto porque son productos totalmente innecesarios, pura compra de impulso. Si no te aportan nada, ni los mires.

No siempre es fácil resistirse, el sistema está diseñado para que consumamos innecesarios en exceso. Por ello, recuerda:

  1. Echa un vistazo a nuestros tips para eliminar gastos superfluos
  1. Haz siempre una lista y cíñete a ella en el caso del súper, o ve con las ideas claras y los deberes hechos (ojear los productos en los catálogos online) antes de ir a grandes superficies.
  2. Ante una oferta, pregúntate si realmente necesitas ese producto
  3. Compara precios calculando por cantidad (precio por kilo o litro)
  4. Mira los productos de los estantes que no están a la altura de la vista

¿Has caído en alguna otra trampa que nos pone el sistema para consumir irracionalmente? Cuéntanosla en [email protected]