“Nunca me había fijado en la factura del agua hasta que tuve que pasar una temporada en casa de mis padres por una avería en las canalizaciones. Siempre había pagado sin más, religiosamente, sin darle demasiada importancia a la cifra. Más o menos, solía ser siempre la misma. Es más, muchas veces archivaba las cartas sin siquiera abrirlas.
Al comparar una de mis facturas con la de mis padres, me di cuenta de que yo, viviendo solo, gastaba casi el doble de agua que ellos, que son dos. De repente, caí en la cuenta de que, en general, no estaba siendo nada ahorrador en casa y de que, en particular, quizá abusaba del lavavajillas y de que la cadena del retrete perdía desde tiempos inmemoriales.
Todo lo que NO se debe hacer si queremos ahorrar agua
Gran parte del agua que desaprovechamos se debe a pequeños actos a los que no damos demasiada importancia como los siguientes:
- Dejar el grifo abierto mientras nos lavamos los dientes, nos afeitamos o lavamos los platos. Corrigiendo esta mala costumbre he logrado ahorrar hasta 30 litros de agua al día. 30 litros puede ser poca cosa, pero significa un ahorro aproximado de 24€ al año.
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Exceso de baños relax. No digo que un buen baño caliente de vez en cuando (si tienes bañera y te lo puedes permitir) no sea un placer, pero una ducha supone un ahorro medio de ¡400 litros por día y hogar!
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Abusar de la cisterna. A veces tiramos de la cadena para limpiar el agua por cualquier cosa cuando el agua no está sucia en absoluto. Este es uno de esos tics que muchos tenemos. Se puede evitar, solo tienes que mirar el agujero y valorarlo, así de sencillo, ¿tirarías de la cadena por dos pelos flotando en el agua si también se fuesen por la cisterna 0,037 euros?
Corrigiendo estas costumbres, además de ahorrar, le haces un gran favor al medio ambiente.
Clave 1: Reutilizar agua
A medida que fueron pasando los días, me fui acostumbrando a la disciplina ahorrativa de mi madre. Lo que recordaba como simples manías de una mujer nacida en la posguerra española, se transformaron en trucos para no solo ajustar el consumo, si no aprovechar ese ajuste en beneficio propio. Aquí os dejo algunos que bien podríais aplicar en vuestras casas. Son muy sencillos:
1. Sobre la importancia del barreño como eje fundamental del aprovechamiento. Estoy seguro de que vuestras madres tienen uno, más o menos grande, más o menos colorido. Mi madre usa uno bien grande de color rojo –creo que tiene más de una década–, y con él recicla el agua de la ducha.
A no ser que trabajes en una mina y llegues a casa hecho una calamidad, ese agua se puede aprovechar para fregar el suelo, por ejemplo.
Si quieres optimizar aún más el consumo, existe el barreñito, la versión mini del aprovechamiento. Si no tienes lavavajillas y te ves obligado a lavar los platos a mano, ¿has probado a dejarlos en remojo en un barreñito? Te aseguro que cuando los quieras limpiar no te supondrá mucho esfuerzo, con un mínimo enjuagado tendrás más que suficiente.
2. La lluvia también es agua. Mi madre tiene todo el comedor lleno de plantas de interior. Tiene orquídeas que no aguantarían una noche al raso. Y no creáis que hace demasiado uso del agua del grifo para regarlas. Mi padre diseñó hace unos años un sistema algo precario pero resolutivo para aprovechar el agua de lluvia que cae por los canelones del patio. Depende del mes, pueden llegar a recoger entre 8 y 15 litros, ¡cantidad nada suficiente para el riego de macetas!
Clave 2: Inversión y mantenimiento
Todos estos trucos, junto a tu concienciación personal para evitar costumbres de dispendio (evitables en su mayoría), no tendrían sentido sin un buen mantenimiento de tu infraestructura hidráulica.
Tal y como ya he avanzado, desde que el fontanero arregló la cisterna, mi consumo de agua ha bajado una barbaridad. El arreglo me costó un pico que prefiero no desvelar pero el fontanero me dio un consejo práctico para evitar dispendios y dolores de cabeza en el futuro: "deberías cambiar el lavavajillas, es muy antiguo y gasta más de lo que vale mantenerlo".
Para que todo el trabajo de ahorro tenga sentido has de:
1. Realizar revisiones periódicas de grifos y posibles fugas.
2. Colocar reductores de caudal en los grifos, así podrás controlar la cantidad de agua en cada uso.
3. Cambiar los electrodomésticos antiguos por otros de bajo consumo, sobre todo lavadoras y lavavajillas.
En conclusión, hay varias claves para ahorrar de manera cotidiana y todas residen en la generación de hábitos. Espero haberos servido de ayuda.
¡Seguimos ahorrando!