Tanto si aplicas a un puesto de trabajo como si estás optando por una plaza en un curso o máster muy solicitado, la carta de presentación te ayudará a diferenciarte de tu competencia y destacar aquello por lo que deberían escogerte a ti. Su objetivo es, por tanto, que recursos humanos o el personal de selección se convenza de que eres tú la persona adecuada para el puesto o plaza.

Es importante tener en cuenta que una carta de motivación no es una carta de presentación. En ésta, un tercero habla en tu favor. Aquí has de hacerlo tú mismo.

Para hacerla llegar, suele ser una buena idea que acompañe al currículum vitae o solicitud de admisión y otros documentos pertinentes, aunque no te la pidan expresamente.

Dato importante si vas a usar correo electrónico: utiliza una dirección sencilla. Nada de combinaciones imposibles o impronunciables de letras y números. Si dispones de un espacio web propio con un correo distinto a los habituales Gmail o Hotmail, mejor impresión causarás. Mejor aún incluso con una indicación de tu ámbito profesional (arquitectura, derecho, inversiones…) Y, por supuesto, jamás uses una dirección que suene a broma o a chiste soez.

Estructura de una carta de motivación

Esta puede ser la carta que con mayor cuidado escribas en tu vida. Al menos, en tu vida laboral. La competencia por la búsqueda de empleo es feroz; las oportunidades son limitadas y todos buscamos maneras de distinguirnos.

Como todo documento importante, debe ser elaborado con un orden y cuidado en los detalles. A continuación, desgranamos las partes que deberían tener una buena carta de recomendación:

  • Encabezado

Comienza por algo tan sencillo y directo como que de un vistazo se identifiquen tus datos como remitente: nombre y dirección; así como cualquier medio para contactar, tanto teléfono como email.

Agrupa estos datos a la izquierda y en un tamaño de letra un punto superior.

En cuanto al destinatario, indica su nombre y cargo, así como la empresa. No la dirijas a un alguien genérico, a un departamento ni, mucho menos, a eso que suena tan antiguo de a quién pudiera interesar. A menos que, por supuesto, no logres hallar ninguna referencia concreta. En estos casos, dirígela al departamento de recursos humanos de la empresa.

Pero plantéate que estás escribiendo a alguien concreto que va a decidir sobre tus posibilidades y tiene nombre y apellidos. ¿Cómo hallar esos datos? Busca un nombre: usa contactos, o tira de redes sociales como Linkedin. O incluso algo tan tradicional como buscar en la prensa local noticias acerca de empresas con sede en tu ciudad.

Primer objetivo: una carta de tú a tú

Los datos de nombre y cargo del destinatario han de ser correctos y exactos. Por eso es vital que la fuente sea una red social fiable: imagina la mala impresión que causarás si alguien empieza a leer esa carta viendo su propio nombre mal escrito o su cargo en la empresa erróneamente citado. Finaliza el encabezado con la fecha y la ciudad desde dónde escribes.

Este es el esquema y estilo que te sugerimos para la carta de motivación en la que pondrás tus esperanzas laborales:

Las tres partes de la carta de motivación

En el primero, preséntate y comenta dónde has tenido noticia de la posibilidad laboral. LinkedIn, ETT, una app, un amigo… Hay mejores posibilidades si lo has sabido a través de alguien vinculado a la empresa, ya que estableces un lazo personal. Pero esto hazlo solamente si eso no rompe ningún vínculo de confianza con ese amigo o con éste y su empresa.

Cierra este párrafo haciendo explícito tu profundo interés en ser parte de esa empresa. Recuerda que en esos primeros 10 segundos de lectura de este párrafo, el destinatario decidirá si seguir leyendo o no. Si dispones de algún elemento que pueda vincularte a la empresa, cítalo. Si tu familia se ha dedicado a esa profesión o si estás implicado en el territorio. Es el momento de filtrar algún elemento humanizador. Esta “norma no escrita” se aplica también al CV.

En el segundo párrafo está el nudo de la carta. Es el punto en el que expresas el por qué yo. No afirmes cosas como soy el mejor o no podrá encontrar a nadie más comprometido… Señala dos cualidades o puntos fuertes que hacen que debas ser tú o, por lo menos, que justifiquen más allá de la duda, el por qué deberían entrevistarte. En caso de que la empresa oferte empleos para personas con discapacidad y ese sea tu caso, es el momento de mencionarlo. En resumen: haz que quieran saber más de ti.

En el tercer párrafo, concluyes, poniéndote a su disposición para una entrevista personal en la que podrás responder a todo lo que quisieran preguntar acerca de tu CV.

Importante, el remate: hay que recordar cerrar la carta, despidiéndose amablemente del destinatario y firmándola.

Claves para escribir tu carta de motivación

1.- Escribe de manera digital, no a mano. Incluso para una carta física. Pocas cosas causan peor efecto que una letra difícil de leer. Por no hablar de que evitas un posible análisis grafológico de incierto resultado.

2.- Usa fuentes sencillas visualmente.

3.- Ortografía y gramática. Revisa. Revisa de nuevo. Con herramientas informáticas y con un amigo que escriba mejor que tú. No dudes en pedir ayuda. Porque hay una ley inamovible: cualquier error causa una pésima impresión. No es momento de confundir una “b” con una “v” o de que se te olvide una “h”. Puede arruinar todo y lograr que en un instante dejen de leerte y la carta y el CV vayan a la papelera.

4.- Una carta de motivación ha de estar escrita con un estilo sobrio y sin vulgarismos. Escribe con una digna firmeza y autoconvicción, pero sin presumir. Descríbete como alguien que merece ser entrevistado e incorporado, alguien interesante y productivo. No te finjas ocurrente, así como no seas servil ni excesivamente obsequioso con esta persona o con la empresa.

5.- Mantén ese estilo de redacción a lo largo de toda la carta de motivación, de manera uniforme.

6.- La extensión de la carta no ha de superar una carilla.

¡Y recuerda! Una carta de motivación puede marcar la diferencia entre tú y todos los demás en el afán por lograr el mejor trabajo de tu vida.